jueves, 10 de enero de 2013

Deja el whisky en la repisa. Primera parte.


Ella se mueve con la música. Es rápida, tentadora, dulce, delicada, difícil, arisca, lejana, idiota; tan, tan idiota… Ella se mueve con la música porque cree que la hace ver espectacular, que destaca. Son sus movimientos torpes al ritmo de canciones que nunca nadie debió haber compuesto. Ritmos baratos, como las emociones de esta noche. Y claro, ella, tratando en vano de ser más de lo que es, de ser nueva. La he visto antes, miles de veces en otras sombras. Llevaba el pelo recogido, la última vez que la vi; era morena, y llevaba un par de pendientes de plumas. O puede que haya sido alguien más. Otra. Quién sabe. Daniel me pregunta si quiero otra línea. Le digo que si. Lo bueno de la gente que tiene plata es que no le molesta que me tire tres o seis gramos de coca mientras les siga trayendo gente para llenar sus grandes casas de grandes pechos, grandes potos, grandes vergas. Gran buffet latino. Todo lo que pueda chupar, abierto las 24 horas. Daniel me pregunta si quiero tirar. Me doy vuelta y le rompo la nariz de un cabezazo. Uno de los sillones se salpica de sangre. Seguramente su madre podrá hacerlo pasar como decoración post post moderna o algo así… Le pido disculpas a Daniel y le digo que pensaba que era Leonardo. Sabe que no soporto a Leonardo.

Ahora eres tú esnifando cantidades industriales de polvo blanco. Te duele un poco la nariz porque es tu primera vez. Sientes la droga entrar a tu sistema circulatorio y golpear tu sistema nervioso. Claridad absoluta. Te das cuenta que los demás han estado ebrios toda la noche. Miras tus manos y logras ver con nitidez el corte en tu pulgar derecho empezando a secarse. Aún quedan algunas gotas carmesí. El mundo ha dejado de pertenecer a Disney. ¡HEY! DESPIERTA QUE ALGUIEN TE QUIERE FOLLAR.

Apenas y puede moverse. El sol se filtra por un pequeña abertura entre sus cortinas e impacta directamente sobre su párpado derecho. Trata de refugiarse bajo la almohada, pero el brusco movimiento le recuerda que su cabeza es un huevo de plata y dentro existe una yema de mercurio que se azota contra la cáscara. Tantea en su velador por alguna pastilla. Sus dedos encuentran dos y se las lleva a la boca. Los músculos de sus brazos apenas le responden. Se siente como si lo hubieran golpeado. Como si un grupo de gigantes lo hubiese usado para descargar años de frustraciones. Logra ponerse en pie, pero vuelve a caer a la cama. Aún sigue mareado y la nausea es insoportable. Está desnudo, pero no recuerda haberse desnudado. Su noche es confusa. Se esconde bajo las sábanas y espera que vuelva a anochecer. Últimamente los días no han sido buenos con él.

Robarme el corazón fue tan fácil. Necesitaste de una sonrisa nocturna en medio de las explosiones de luces y música. Éramos refugiados sin hogar, vagando en la penumbra inducida por el alcohol. Me ofreciste una calada de un mal tipo de marihuana. Un bomba  de humo estalla en mis ojos, y todo desaparece excepto tu sonrisa. Te vuelves luminoso y no alcanzo a terminar de decirte que estoy volando cuando ya te estoy ofreciendo otro ácido. Mis dedos pasan por tu cuello y se hunden ligeramente en carne y una oleada de calor los retira es tu pulso que aumenta la noche nos termina en la casa de un amigo te convertiste al sionismo lunar eras todo un espectáculo riendo bromeando casi golpeas a Daniel con un vaso pero se movió la pieza y ahora no encuentro mi ropa me lamento de haber follado y la polera es negra nuevamente me cubre los senos mientras voy en el metro y la gente me mira y no puedo dejar de pensar en ti menos mal que robé tu celular madre me llama y le digo que no me quiero casar y que cancele todo te llamo con tu mismo número y te pido mil perdones pero no quiero decir la verdad y simplemente me dejo caer en la cama exhausta. Robar mi corazón te resultó tan fácil…

Leonardo se levanta lentamente. El dolor en su sien ha remitido hasta ser un zumbido molesto que continua permanentemente. Toma su Ipod y Deadmau5 empieza a sonar. La música recorre su sistema nervioso como una corriente continua. La mueca en su cara se transforma en una sonrisa mientras se pasea desnudo por la pieza. Recoge una polera morada del suelo y unos pantalones blancos con detalles azules que sólo se ven bajo una luz ultravioleta. Jala medio gramo de coca. Busca entre sus libros a Hemingway. Abre “Muerte en la tarde” y saca una atajo de bolsitas de plástico que están pegadas al lomo. Xs, dos gramos de coca, un poco de mescalina, popper, tres ravotril y unos cuantos alprazolam genérico. Uppers and downers, baby! Es 9 de abril, y no hay motivo alguno para no buscar la muerte esta noche. Leonardo tiene completa conciencia que puedo morir, pero sabe que no pasará. Mide 1,87, tiene los ojos verdes, casi calipso, el pelo castaño claro y un bronceado perfecto. Su físico está en decadencia, pero aún así se mantiene bien. Varias agentes de modelaje le han ofrecido trabajo, pero lo rechaza siempre con la misma respuesta “Prefiero follarme a las modelos y follarme con la cámara”. Leonardo sabe que puede morir de la misma forma que sabe que no pasará. Es demasiado lindo, demasiado alta sociedad, demasiado afortunado. Las desgracias le pasan a gente que no tiene nombre, que no tiene belleza, que no tiene nada por que vivir. Agarra una cortaviento de su hermano y saca una botella de vodka del bar de la casa. 11:30. Hora de estar en otra parte. Las luces pasan constantes sobre el parabrisas. Llama a Christine. Ella lo invita a la casa de un amigo, porque el novio de él va a exponer sus nuevos cuadros. Le dice que la pase a buscar. El cuelga sin responder nada. La noche es cruel al ponerla nuevamente en su camino. Sonríe y se mete una pastilla a la boca. Cualquiera.

Christine lleva puesta una polera de los Rolling rajada, dejando al descubierto su hombro izquierdo y unos jeans ceñidos. No lleva sostén. Se sube al auto rápidamente y le da un beso casi etéreo en mejilla, dejando apenas un rastro de lápiz labial. Ella es hermosa. Le habla de lo mucho que va disfrutar la fiesta y de todos los invitados que él conoce, de cómo toda esta gente es tan importante y va a cambiar su forma de ver el arte post-moderno. Por lo visto, el novio del maricotas del dueño de casa es una mezcla entre un gásfiter y Jackson Pollock. Ella es una idiota que no tiene nada que decir, y aún así, no para de emitir ruido. Leonardo toma otra pastilla. “Jajajajaja. Leo, un día de estos me te vas a terminar intoxicando si no te cuidas. ¿Te quedan azules?”

Daniel se mueve por la fiesta sin mirar a nadie a la cara. No hay sexo, no hay drogas, no hay rock; no habrá amor esta noche para el pobre Danielito. Ve la puerta abrirse y entra Leo con Chriss. Ambos demasiado buenos para mirar al suelo. Se pregunta como no les da dolor de cuello mirar tanto de reojo. Y aún así, no echaría a ninguno de los dos de su cama. No, recuerda que no hay sexo esta noche. Cuidado, Danielito, que te están mirando. Todavía lleva un pequeño parche sobre la nariz y una buena capa de base para esconder los moretones. Se encuentra con su amigo Ignacio y su novio Jabid, el artista que cree que clavar un tubo de PVC a una tela de óleo y salpicarlo de pintura roja es arte. Al menos el nombre del cuadro es bueno “Menstruación mal pagada”. Dios tiene sentido del humor, definitivamente. De que otra forma iba a hacer a los homosexuales, tan buenos para aguantar el dolor en el culo y tan buenos para desparramar mierda por la boca
-Es post-deconstructivismo.-
-Es mierda, Ja, pero si quieres ponerle un estilo, sí, es una buena mierda post- deconstrucitivista.-
-¿Qué puede entender un periodista cesante y mantenido de arte?-
-Lo mismo que el artista mantenido, supongo.-
-¡Basta ustedes dos!-
-Lo siento. Supongo que tengo alma, pero nunca logré hacer nada con ella.-
-Eres un soldado perfecto, entonces.-
-Sí, tienes razón. Espero nunca te encuentres del lado equivocado de mi mira.-
-No me preocupo por eso, Lito. La única vida que has logrado destruir es la tuya.-
Daniel va a la barra y agarra una botella de Blue Goose y se escabulle al patio. Lanza la botella a la piscina y se tira. Bajo el agua, todo se vuelve una cacofonía azul. El gin es azul, la luz de la piscina, la noche, la luna distorsionada (¿O es una burbuja subiendo?). Daniel, Danielito, Lito, no importa el nombre, ya no hay más vida. Larga vida a la muerte. Cuando emerja, Daniel se tomará la botella entera antes de salir del agua. En quince minutos más una joven llamada Pamela entrará al agua con él. Se colgará de sus hombros, le sacará el pelo de la frente y admirarán juntos las obras de Jabid, del quien Daniel ahora es todo un admirador. Casi una hora después de eso, él la llevará a una de las piezas donde follarán por casi veinte minutos. Daniel deberá vomitar inmediatamente después.

Te despiertas ahogado. El calor es infernal y sientes que son varios grados más por culpa de la deshidratación. Incluso moverte a la piscina parece demasiado lejos. Una mujer mayor aparece. Lleva un delantal blanco puesto, pero no logras distinguir mucho más. Te acerca un vaso de agua y dos pastillas. Las tomas. Cuando vuelves a despertar, el sol se ha ido y con eso el calor. Te asomas al patio y logras darte cuenta de tu desnudes. No importa. Caminas hasta la piscina y te zambulles. Recuerdas pocas cosas de anoche. Una chica llamada Jenny. Ruidos de helicópteros. Una luz fuerte. Sueño. A Pamela entrando a la piscina. Recuerdas gritar que te dejaran ir. Recuerdas haber cerrado los ojos. Recuerdas que… ¿Qué? No hay mucho más. Los santos miran al cielo. La voz de tu madre resuena a lo lejos. ¡HEY! DESPIERTA QUE ALGUIEN TE QUIERE FOLLAR.

-¿Viniste solo?-
-Sí.-
-¿Y Chriss?-
-No pudo seguirme el ritmo. Le metí unos calmantes en el trago.-
-¿Estará bien?-
-¿Importa?-
-No, supongo que no. Sólo quería que estuviéramos a solas.-
-Y ahora me tienes.-
-Creo que nunca nadie te tendrá.-
-Siempre dices lo mismo.-
-Y aún no eres mío.-
-Sonríe como si lo sintieras.-

Daniel se despierta y ve a Jacob escabullirse de la casa. Probablemente alguna de sus amigas putas ha desaparecido nuevamente. El por qué sus amigos encuentran atractivo andar cerca de ese chulo aún lo evade. Baja lentamente las escaleras y sale al patio. La polera que lleva puesta no es de él, aunque tampoco los pantalones. Se desnuda y salta a la piscina. El frío lo golpea como cuchillas rebanando su piel, adentrándose en su sien y haciéndole gritar. Rompe la superficie y sale de la piscina. Sus músculos no soportan más esfuerzo. Se tiende en el pasto y deja que las hormigas caminen sobre él. “Y si todo el universo es esto. Nosotros somos hormigas caminando sobre un tipo demasiado desnudo y cansando como para molestarse en sacarnos. Y aún así, sabiendo todo esto, igual nos molestamos en destruirnos. Nos vamos a hacer mierda antes de hacernos respetables”. Daniel despertará en unas horas, ligeramente insolado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario